Sentado a la entrada del camino que lleva a la iglesia de San Alfonso, en la carretera asfaltada de Tafara, uno de los numerosos townships (distritos negros) de Harare (capital de Zimbabue), Kudakwashe Sithole espera el camión que va a llevarlo a 150 kilómetros de allí, a su pueblo natal de Kadoma, en el Mashonaland occidental. En este principio de julio, hace ya tres semanas que Sithole duerme al borde de la carretera, con sus enseres depositados a su lado. Se abriga con una de las tupidas mantas distribuidas por la Iglesia a las numerosas familias que han perdido su vivienda durante la operación Marambutsvina. Iniciada en abril de 2005, Marambusvina significa “limpiar la basura” en shona, o “restaurar el orden”, según la traducción oficial.
A semejanza de otros miles de residentes de Tafara y de la aldea vecina de Mabvuku, Sithole fue obligado por la policía a destruir, con sus (...)