A principios de los años 1990, el Gobierno del Estado de Odisha (antigua Orissa) decidió establecer un complejo industrial. Les compró tierras a los campesinos de Kalinganagar. Los lugareños, que al principio consintieron, confiaban en una mejora de sus condiciones de vida; se iban a desengañar muy pronto. Como no poseían título de propiedad, muchos no recibieron ninguna compensación. Para los demás la compensación fue irrisoria si se la compara con los precios de venta que el Gobierno les propuso después a las empresas. Las ofertas de desplazamiento y de reconversión fueron poco satisfactorias.
A partir de 1997, durante las primeras expulsiones, violentos incidentes enfrentaron a la policía y a los campesinos. Después se formó una organización, Visthapan Virodhi Jan Mancha (Foro de Pueblos contra el Desplazamiento), para defender la causa de los campesinos. Cuando Tata Steel decidió construir una nueva acería integrada con una capacidad de seis millones de toneladas, (...)