Y se le hizo la luz. Fue pensando principalmente en Irán y Venezuela como, en 2009, el editorialista de The New York Times, Thomas Friedman, concibió la “Primera Ley Petropolítica” –exigid las mayúsculas–: “En los Estados petroleros, el precio del crudo y las libertades siempre se mueven en direcciones contrarias”. Pero atención, precisa Friedman, una física particular se aplica a esos grandes países donde sus libras se escurren a borbotones. “El Reino Unido, Noruega y Estados Unidos, por ejemplo, escapan a la Primera Ley Petropolítica”.
Puesto que el espectacular declive del precio del petróleo que se observa desde junio de 2014 no logró que un gran viento de libertad soplara en Riad o Moscú, al menos estimuló a otros amantes de teorías con mayúsculas. ¿Los datos para resolver el problema? El precio del barril, que desde 2011 rondaba los 110 dólares, ha caído a menos de la mitad entre el 19 (...)