¿Y si el país que plantea más problemas a la zona euro no fuese Grecia, sino Alemania? Esta pregunta le podrá quizá resultar sorprendente a Berlín donde se considera que, además de Grecia, son España, Portugal y en breve Italia –el “Club Med” como los llaman con condescendencia– los que ponen en peligro la moneda única europea.
Pero se puede invertir la perspectiva y apuntar la responsabilidad histórica de Alemania en la crisis profunda que afecta a la zona euro. Imponer, mediante el tratado de Maastricht (1992), una política monetaria idéntica a economías nacionales profundamente disímiles constituyó un desafío al sentido común. Además, el canciller Helmut Kohl, exigió que esa política fuera la del Bundesbank, trasplantada a escala europea y puesta en práctica por el Banco Central Europeo (BCE): euro fuerte, fobia a la inflación y a los déficits públicos.
Había que pagar un precio, exigido por el empresariado alemán, él mismo (...)