El hecho de considerar la vida psicoafectiva del niño constituye un progreso que permitió a diferentes instituciones acoger mejor a los niños separados de sus padres, ya fuera dicha separación breve o duradera. En gran parte se le debe al psicoanálisis, cuyas teorías contribuyeron a la profesionalización del personal dedicado a la primera infancia. Pero se trata de saberes que se difundieron mucho más allá. Tuvieron una audiencia especialmente importante en los años 1970, porque cuestionaban una concepción jerárquica de las relaciones padres-hijos en correspondencia con la sensibilidad anti-autoritaria de la época.
Sin embargo, el papel del psicoanálisis es ambiguo. Bajo la égida de Françoise Dolto –que no es la única en representarlo-, fue también una manera de someter la causa del niño a una visión tradicional y biológica de los roles de cada sexo, visión que esta carismática figura debía a la influencia de la familia católica a la que (...)