La crisis no se pasea por las calles de los países de la Unión Europea, ni siquiera por las de Madrid, a pesar de que España sea uno de los países más afectados por la recesión de la economía mundial. A pesar de asistir ocasionalmente a la la cólera de los trabajadores afectados por Expedientes de Regulación de Empleo, la vida de todos los días se desarrolla con normalidad, eso sí “apretándose el cinturón”. “En los supermercados la venta de todos los productos han caído en picado un 70%. Sólo la venta de ‘marcas blancas’ ha aumentado”, asegura el empleado de un centro comercial. Es cierto por otra parte que los bares están más vacíos a la hora del aperitivo, las terrazas menos bulliciosas por la tarde y la noche madrileña algo menos abigarrada.
El otro signo importante de la crisis son los carteles de “se vende” en los balcones de (...)