El presidente Thabo Mbeki dedica mucha energía y esfuerzos al restablecimiento de la paz en las zonas de África arrasadas por las guerras, pero las cuestiones de sexualidad y de raza son su talón de Aquiles. No sólo Mbeki adoptó la costumbre de increpar a cualquiera que intentara debatir sobre el elevado porcentaje de sida y de violaciones existentes en Suráfrica, sino que se volvió célebre por sus puntos de vista extravagantes sobre el VIH (1).
En octubre de 2004 atacó a los que denunciaban las agresiones sexuales en Suráfrica calificando sus motivaciones de racistas. La acusación apuntaba entre otros a la directora adjunta del programa Onusida, Kathleen Cravero, que había escrito en uno de sus informes: “La mayoría de las mujeres y jovencitas, tanto en Asia como en África, no puede decidir abstenerse (de mantener relaciones sexuales) cuando lo quieran. Las mujeres víctimas de la violencia no están en condiciones (...)