Al no haber podido la comunidad internacional asignarle una definición al terrorismo este sigue siendo una abstracción conceptual. En 1937, la Sociedad de Naciones (SDN) fracasó en su intento de adoptar una convención para su prevención y represión, a falta de un acuerdo entre sus Estados miembro. Por la misma razón, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no pudo determinar su naturaleza, a pesar de los múltiples debates realizados a lo largo de sus sesenta años de vida. Más recientemente, a la hora de su creación en 1998, el Tribunal Penal Internacional (TPI) tuvo que excluir de sus competencias al terrorismo internacional, a pesar de tener a su cargo la penalización de un amplio abanico de crímenes, incluido el de genocidio.
Todo lo cual no ha impedido que el tema invadiera la prensa escrita y audiovisual; en muchos Estados se han instaurado sistemas represivos, con la excusa de resistir a (...)