Inclinando suavemente la cabeza, como suelen hacer los indios cuando hablan, Amit Raynah, joven estudiante de una de las más prestigiosas universidades del país, la Jawaharlal Nehru University (JNU) de Nueva Delhi, afirma sin dudar: “Un elefante puede correr muy rápido”. Ninguno de los estudiantes que lo rodean pone en duda su afirmación. Todos están seguros de que la India, en un plazo más o menos breve, va a recuperar su lugar en el escenario mundial. ¿Hasta el punto de superar al dragón chino? Sobre este particular, los jóvenes no se muestran tan unánimes. Pero los sueños de ser una potencia están en todas las mentes.
Hubo un tiempo, es cierto, en que la civilización india resplandecía en toda Asia, una época en la que la India, al mismo nivel o casi que China, se situaba en la primera línea mundial, con el 22,6% de los ingresos del planeta. Era en (...)