El 30 de agosto, los mexicanos se manifestaron masivamente en unas setenta ciudades del país –doscientos mil en México– contra la delincuencia, los secuestros por rescate y la corrupción policial. Según el Ministerio del Interior, 3.000 personas murieron víctimas de la violencia entre principios de 2008 hasta mediados de agosto pasado.
Además de la delincuencia común, que se expresa entre otras formas en los secuestros, están cuestionados los narcotraficantes de los cárteles de Tijuana, del Golfo, de Sinaloa, de Juárez, del Milenio, de Colima y de Pedro Díaz Parada, a los que debe sumarse el temible grupo de los Zetas (ex miembros de las fuerzas especiales mexicanas, en muchos casos). En su lucha por los sectores lucrativos del narcotráfico, negocian entre sí discretos acuerdos de paz, o se hacen la guerra. Y se enfrentan directamente al Estado. El rastro sangriento de los episodios más espectaculares de estos conflictos puede seguirse a (...)