La anécdota circuló en los bancos y en las instituciones financieras, y llegó finalmente a las salas de prensa de todo el mundo: fue gracias a una llamada telefónica del presidente chino Hu Jintao a su homólogo estadounidense George W. Bush, como Fanny Mae y Freddie Mac, las dos firmas especialistas del crédito hipotecario, fueron salvadas de la quiebra en septiembre de 2008: las autoridades chinas habían amenazado en caso contrario con no comprar más bonos del Tesoro estadounidense. Estados Unidos habría cedido. En Washington se desmintió la información. En Pekín se limitaron a sonreír… y a remitir a los hechos: Fanny Mae y Freddie Mac no cayeron, y se garantizaron los préstamos chinos: 595.900 millones de dólares. Esa historia, verdadera o falsa, es igualmente simbólica de los cambios que se están produciendo en la geopolítica de los capitales.
Estados Unidos ya no puede decidir solo sobre las cuestiones financieras mundiales. (...)