La ciudad de Goris, a cuatro horas de coche de Ereván, capital de Armenia, conoce una agitación fuera de lo común. Esta puerta de entrada a la provincia de Syunik, en el sur del país, acoge en este comienzo del mes de enero a centenares de habitantes del Alto Karabaj, un enclave poblado por armenios y situado en territorio azerí que lleva cerca de tres meses aislado del resto del mundo. El 12 de diciembre de 2022, unos presuntos activistas medioambientales llegados de Azerbaiyán instalaron su campamento en medio del corredor de Lachín, el único paso que comunica el Alto Karabaj con Armenia. La operación, que supuestamente se opone a la explotación de una mina ilegal de oro, sirve en realidad de excusa para un bloqueo apoyado por militares azeríes.
En lo alto de la ciudad se alza el hotel Goris. Cerca de la recepción hay bolsas apiladas junto a familias (...)