Murad El Sana, un palestino nacido en Israel, en Laskia, ciudad beduina cercana a Beersheva, no tenía ninguna segunda intención política cuando conoció a Abeer, una palestina nacida en Belén. Ambos estudiaban en la Universidad Mc Gill, en Canadá, en el marco de un programa especial titulado "Construir la paz" en Oriente Próximo. Fue allí donde se enamoraron. Y ninguno de los dos pensó que pudiera haber ningún obstáculo a su felicidad. "Yo sabía que Abeer no es una criminal, yo tampoco lo soy. Y no había pensado en el hecho de que ella fuera palestina y yo israelí. Yo la amaba, eso es todo", explica Murad.
Tres años después de haberse conocido en el otro lado del Océano, Murad, convertido en abogado, y Abeer, en profesora de Universidad, se casaron en Jerusalén, en febrero de 2003. Pero el 12 de mayo del mismo año, el gobierno israelí decidió que (...)