Aunque la intervención rusa fue decisiva en el giro del transcurso de la guerra civil a partir de septiembre de 2015, las tropas kurdas y sus aliados en el seno de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) desempeñan un papel principal en el repliegue de la Organización del Estado Islámico (OEI). El anuncio, a principios de julio, de la suspensión de la ayuda estadounidense a las milicias de la oposición consagra una realidad que se impone cada vez más desde la batalla de Kobane en 2014: los bombardeos occidentales contra los yihadistas solo pueden ser eficaces con algún intermediario sobre el terreno, algo que solo las FDS pueden garantizar.
El régimen sirio, contando con el apoyo aéreo ruso y con la ayuda de las milicias extranjeras (Hezbolá libanés, brigadas iraníes e iraquíes, etc.), consiguió consolidar el control de la franja occidental de Siria, en la que se encuentra la mayor parte de (...)