El primero de agosto pasado, en Caia, provincia de Sofala, en el corazón de Mozambique, el presidente Armando Guebuza inauguraba con gran pompa un puente sobre el Zambeze, cuarto río más largo de África. La ceremonia revestía particular importancia política y simbólica. En efecto, Zambezia, lugar en el que desemboca esta obra de arte, es una de las regiones más golpeadas por la guerra civil que, de 1977 a 1992, enfrentó al Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), de ideología marxista en ese momento, y la Resistencia Nacional de Mozambique (RENAMO), respaldada por el régimen de apartheid sudafricano. Hace décadas que sus autoridades, al igual que todas las de la mitad norte de este país, de unos 3.000 kilómetros de extensión, reclamaban la construcción de un puente que las uniera con el sur, más rico, y sede del poder político.
La satisfacción del presidente Armando Guebuza es completa: en las elecciones (...)