En el "gran juego" que tiene lugar en Afganistán, China –y no la India– es la que está ganando. A pesar de que Nueva Delhi suministró a Kabul una contribución de más de mil millones de dólares este año, y de que ambos países comparten una misma historia común que supera los quinientos años, Pekín marca los puntos políticos más importantes en Afganistán y en la región.
En lugar de suministrar ayuda, China pone el acento en el comercio y en las Inversiones Extranjeras Directas (IED), que batieron todos los récords. En abril de 2009, la empresa estatal China Metallurgical Construction Corporation pagó 3.500 millones de dólares –más del doble de lo esperado– por la mina de cobre de Aynak, situada 50 kilómetros al sur de Kabul, en la provincia de Logar, controlada por los talibanes.
“Así como la presencia de China se afirma con una serie de éxitos diplomáticos y políticos, (...)