¡Pero quién lo hubiera dicho! Tan recatadita ella, tímida, introvertida, resulta que Belén Gopegui sintió un día inclinaciones transgresoras. Me dirán que es propio de todo adolescente la rebelión contra los valores establecidos, la sociedad, los padres. Pero el caso de Belén va más lejos: de su posición burguesa saltó al movimiento punk, partidario de la expresión bruta y espontánea que podemos aparentar al nihilismo, al grupo Dada en sus vertientes anarquistas.
Desde la altura de mi matusalénica edad compruebo que la adolescencia ha sido el período más doloroso de mi vida. Por ello comprendo a Martina, la protagonista y alter ego de la autora, quien a los dieciséis años, con sus vaqueros y una camiseta de Motörhead –ya saben, la calavera, los huesos, los cuernos y las cadenas–, busca en la música de los Beatles, Johnny Cash, Iggy Pop, Alice Cooper, David Bowie, Guns’n’Roses o AC/DC la “furia, la actitud (...)