Muy frecuentemente la imagen mental que conservamos de otras personas proviene de una imagen fotográfica, incluso aunque la relación con esa persona haya sido muy estrecha.
La fuerza del retrato fotográfico reside en esa persistencia visual así como en la pulsión escópica que nos impele a escrutar, en los rasgos de gentes que no conocemos, tanto el reconocimiento de nuestra propia condición como información para aprender a descodificar en otros rostros señales de confianza, de rechazo, de aceptación, de serenidad o de alerta, de atracción o repulsión, de connivencia o de extrañamiento...
Existen muchos tipos de retratos. Philippe Halsman (Riga 1906-Nueva York 1979) es un maestro –el maestro– en la espectacularización de la imagen de personajes famosos, en la búsqueda de las claves que la cultura de masas ha consagrado como la forma más requerida por los medios de comunicación del poder para representar a los personajes del “star-system”. Si hay un (...)