Edward Heath, primer ministro británico conservador (1970-1974), prefería calificar de “relación natural” el particular vínculo del Reino Unido con EEUU. Así valoraba el sustrato no político de ese vínculo basado en primer lugar en una cultura y una lengua compartidas –aun cuando si el escritor George Bernard Shaw pusiera en duda esa afinidad en un memorable aforismo: “Gran Bretaña y Estados Unidos son dos países separados por la misma lengua”–. Un sentimiento que a veces debió de sentir Harold Wilson, nativo de Yorkshire y primer ministro del Reino Unido (1964-1970, luego 1974-1976), con ocasión de sus encuentros con el texano Lyndon Johnson, en la segunda mitad de la década de 1960. En realidad, entre ambos hombres no hubo buen entendimiento, ante todo por la negativa del primero en enviar un contingente, incluso simbólico, a Vietnam.
En cambio, la capacidad de escucha y el poder de discurso hicieron que entre Harold Macmillan (...)