Cuando el Congreso Nacional Africano (ANC) tomó las riendas del poder en 1994, se vio enfrentado a una situación económica y social catastrófica. Además, tuvo que ocuparse de combatir las desigualdades y las injusticias heredadas del apartheid. Bajo el impulso de Thabo Mbeki, el ANC optó por una estrategia basada en la creación de una clase media negra: transferencia de una parte de los activos de las empresas privadas a los negros (Black Economic Empowerment, BBE), y discriminación positiva en la contratación de los trabajadores.
La política voluntarista adoptada por el ANC produjo efectivamente una clase media negra, estimada en uno o dos millones de personas (sobre una población negra de unos 40 millones, incluidos los sudafricanos “asiáticos” y “mestizos”). Y –signo un tanto paradójico de reequilibrio– entre 1991 y 2002, el desempleo de los negros aumentó más lentamente que el de los blancos: 105% frente al 150%. Sin embargo, la (...)