“Las noticias sobre mi fallecimiento son exageradas”, ironizó al parecer Mark Twain en 1897, después de que una agencia de prensa anunciara su deceso. La reciente oleada de declaraciones pregonando el fin de la hegemonía del dólar trae a la memoria la agudeza del escritor estadounidense: pese a algunas afirmaciones encendidas, el actual sistema monetario internacional (SMI) no ha muerto. Pero, al igual que el autor de Huckleberry Finn cuando la publicación de su prematuro obituario, está enfermo.
El cuestionamiento del papel del dólar en la economía global no es un fenómeno nuevo. En 2010, un tal Nicolas Sarkozy aprovechó la presidencia francesa del G20 para denunciar un modelo que vuelve a “una parte del mundo dependiente de la política monetaria estadounidense”. Cincuenta años antes, el ministro de Finanzas francés, Valéry Giscard d’Estaing, denunció el “privilegio exorbitante” que el uso internacional del dólar confería a Estados Unidos. Menos de quince años (...)