Ante todo, este es un cómic de Christophe Blain, uno de los autores más personales de la generación que está renovando el cómic europeo. La energía y plasticidad de su estilo pasa por encima de todo cuanto hace, y ésta no es una excepción. El tema tratado, sin embargo, no deja de ser interesante: ¿son los políticos profesionales unos ególatras que sólo crean problemas? Para descubrirlo seguiremos los pasos de un asesor que entra a formar parte, como experto en lenguaje, del gabinete de un ministro francés de Relaciones Exteriores que se parece sospechosamente a Dominique de Villepin. La caricatura que se hace de este último lo convierte en un verdadero personaje cómico en la línea de la mejor tradición franco-belga, ¡para desesperación del protagonista! Se trata de una bestia política, un encantador de serpientes con dos reconocibles atributos del poder: una retórica apabullante y una nariz descomunal.
La labor de (...)