El espectro de una epidemia mundial de gripe aviar - ineluctable según la Organización Mundial de la Salud, que prevé cientos de millones de muertos- acaba de provocar en Estados Unidos el renacimiento de los debates sobre la necesidad de eludir las patentes de medicamentos. En efecto, las autoridades temen que el laboratorio suizo Roche, dueño de la exclusividad mundial sobre la producción de Tamiflu, se revele incapaz de asegurar el aprovisionamiento suficiente de este antiviral potencialmente eficaz contra el virus H5N1.
Pero estas epidemias virtuales (recordemos que en octubre de 2001, después del episodio bioterrorista de los sobres contaminados con bacilo de carbón, Washington había planteado también la suspensión de las patentes del laboratorio alemán Bayer sobre la ciprofloxacina) tienden a enmascarar las enfermedades reales que por sí solas demuestran la iniquidad del actual régimen de patentes.
En efecto, para luchar contra el SIDA, la tuberculosis, el paludismo y la gran (...)