La aldea de Mongbwalu, en Ituri, al noreste de la República Democrática del Congo (RDC), parece del lejano oeste : una única calle polvorienta bordeada por cafés que parecen saloons; un hotel pulgoso con el rótulo abollado; bandas de jóvenes policías motociclistas contemplan el ir y venir de los peatones, como si esperaran, de un momento a otro, el comienzo de un duelo. El paralelismo no es nada exagerado: aquí, al igual que en las ciudades-aluvión de la carrera hacia el oro en Estados Unidos, toda la actividad gira en torno a ese metal precioso.
Ituri está situada en el centro mismo de una de las zonas auríferas más importantes del planeta. Varios quintales de oro se extraen cada mes de las minas artesanales diseminadas en torno a la aldea perdida que es Mongbwalu. Tras ser transportado ilegalmente hacia la vecina Uganda, el metal es exportado a Europa, en particular a (...)