Los atentados que ocurrieron en Europa y Asia en los últimos dos años han recordado a todos que ningún continente, ningún país, ninguna institución se encuentra al abrigo de semejantes actos de barbarie. En Francia, mientras daba a conocer su proyecto de ley antiterrorista, en Consejo de Ministros, el 19 de octubre de 2005 (proyecto tratado con urgencia desde el 22 de noviembre), el ministro del Interior Nicolas Sarkozy afirmaba que “la primera libertad es poder tomar el metro y el autobús sin temor a perder la vida”. La referencia a los atentados que golpearon a Londres el 7 de julio de 2005 resulta inequívoca.
En nombre de una lucha eficaz contra el terrorismo, el Gobierno francés piensa sistematizar el uso de los últimos avances tecnológicos y científicos, con el propósito declarado de asistir a las autoridades en el control de los desplazamientos, las grandes redes de comunicación y los espacios (...)