La escena podría suceder en cualquier barrio de la ciudad: una patrulla policial que irrumpe en tromba y agrava un poco más el embotellamiento. Pero hay que estar en una favela “pacificada” de Río de Janeiro para observar cómo una muchacha intenta razonar con el policía, quien le contesta a gritos que conviene “no insistir” porque, después de todo, “aquí nosotros somos los jefes”. Desde 2009, los habitantes de la favela de Pavão-Pavãozinho lo dicen: “El morro ha cambiado de patrón”. Los traficantes le cedieron el lugar a la policía, con lo que las armas y el poder simplemente cambiaron de manos. Se trata, en este caso, del resultado más flagrante de un programa que data de 2008: la “pacificación” de las favelas. Pero su impacto no siempre es tan negativo.
“Os donos do morro” (los dueños del morro) es el título que eligió el equipo del Laboratorio de Análisis de (...)