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Cómo exportar la democracia liberal

Mercenarios de la lucha no violenta

Desde finales de la Guerra Fría, poderes sólidamente arraigados han de hacer frente a un nuevo método de desestabilización: una resistencia sustentada en la no violencia activa. De Belgrado a El Cairo, de Caracas a Kiev, o últimamente en Bolivia, la trayectoria de un reducido número de estudiantes serbios recuerda el papel que puede desempeñar una vanguardia determinada. Pero ¿en nombre de qué ideas y con qué apoyos?

por Ana Otaševic, diciembre de 2019

Esta saga empieza un día de otoño de 1998 en un café del centro de Belgrado. La mayoría de los jóvenes allí presentes se han curtido en las manifestaciones estudiantiles de 1992 y en las de 1996 y 1997. Con la fundación del movimiento Otpor! (“¡Resistencia!”) ahora quieren provocar la caída del presidente yugoslavo Slobodan Miloševic, en el poder desde 1986, que en ese momento ha retomado el control de las universidades. Para impresionar a una chica del movimiento, uno de los estudiantes, Nenad Petrovic Duda, esboza en un papel un puño alzado negro. Una mañana de noviembre, aparecen en los muros del centro de la ciudad pintadas estarcidas con el símbolo de Otpor! acompañadas de lemas contra el régimen. Cuatro jóvenes militantes son detenidos y condenados a quince días de prisión. La portada del periódico Dnevni Telegraf reproduce la imagen del puño alzado. Su redactor jefe, Slavko Curuvija, es (...)

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