Aceras inmaculadas, amplias avenidas arboladas, transeúntes elegantes, restaurantes caros... El barrio madrileño de Salamanca, cuya renta media sitúa a sus residentes entre el 1% de los más ricos del país, posee todas la cualidades habituales de los barrios bien de las capitales europeas. Este feudo de la alta burguesía, tratado con prudente deferencia por los bombardeos de Francisco Franco durante el asedio de la ciudad entre 1936 y 1939, recibe hoy nuevos habitantes; extranjeros, pero tan ricos como los de toda la vida.
“Hay unos 5000 venezolanos ricos en Salamanca”, confirma David Placer, que se presenta como “periodista independiente especialista en la comunidad venezolana”. Juan Carlos Gutiérrez es uno de esos afortunados. Nos recibe con los brazos abiertos en su nuevo restaurante, Impero. Todos los detalles están cuidados, a imagen del mismo Gutiérrez, abogado penalista especializado en la actualidad en derecho internacional y derechos humanos, tanto en el sector privado como (...)