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El amor al paisaje destruye el campo

Los “rurbanitas” contra la naturaleza

Mientras que, en el Sur, los pobres emigran a las ciudades, los urbanitas de los países ricos aspiran actualmente, como primera o segunda residencia, a un hábitat campestre. El deseo de vivir en contacto con la naturaleza explica tal tendencia. Éste es un fantasma presente tanto en Europa como en Japón o en los Estados Unidos, aunque los modos culturales sean diferentes. En los tiempos que corren, esta “urbanización difusa” se revela como un modelo que consume más recursos naturales que el de la ciudad compacta.

por Augustin Berque, febrero de 2008

Filadelfia, octubre de 2000. Durante un coloquio sobre el hábitat humano, el geógrafo Brian J. L. Berry pronuncia, en su exposición dedicada al caso de Estados Unidos, el término singular de “e-urbanización”. Según él, la revolución informática va completamente en el sentido del American creed, el mito americano, que ya se adivinaba en las Cartas de un granjero americano (1782), de Hector Saint John de Crèvecoeur, que plantean como específicamente americana la fusión de los siguientes rasgos: el gusto por la novedad, el deseo de estar cerca de la naturaleza, el crisol que da origen a la “nueva raza” estadounidense y el sentimiento del destino. Según Berry, la dispersión del hábitat virtualmente inducido por ese paradigma fue refrenada durante la era de la industria pesada, que obligaba a la concentración; pero el automóvil comenzó a disolver los centros urbanos con la metropolización. Al abrir un poco el hábitat, esta tendencia desarrollar (...)

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