Portada del sitio > Mensual > 2009 > 2009/10 > La psicosis de la gripe A

Un nuevo espanto colectivo

La psicosis de la gripe A

Los grandes miedos colectivos –a los inmigrantes, al terrorismo, a la tecnología, a la enfermedad...– se están multiplicando, estimulados a veces por quienes encuentran en ello un beneficio. Porque, desde los proveedores de guardias jurados y escoltas hasta las industrias farmacéuticas, es sabido que la ansiedad constituye un mercado. En el fondo, el pánico actual por la nueva gripe A presenta un espejo en el que se miran nuestras sociedades. En él se reflejan los intereses, los fantasmas y las sombras de una regresión oscurantista que acusa a los científicos de nefastos propósitos. Todo se resume a lo siguiente: ¿cómo reducir lo antes posible el riesgo para evitar la angustia permanente?

por Denis Duclos, octubre de 2009

Hace 26 años surgía una pandemia nueva para el hombre: el sida. Desde entonces se han lanzado al menos cuatro grandes alertas, la última de las cuales concierne a la llamada gripe A (H1N1). Estas patologías presentan varios puntos en común: derivan tanto de vectores desconocidos –el HIV para el sida o la proteína prion de la encefalopatía espongiforme para el “mal de las vacas locas” (ESB)– como de mutaciones inesperadas de virus conocidos; todas provienen de epizootias (propagaciones de enfermedades animales); por último, todas comparten el pasaje de la barrera inmunitaria que separa a las especies y la característica de convertirse en contagiosas para los seres humanos.

También las caracterizan importantes diferencias: el sida mató a 25 millones de personas desde 1983 (de ellas, las dos terceras partes en el África subsahariana). Por su parte, hubo 214 muertos desde 1996 de la variante humana del ESB (entre ellos, 168 en (...)

Este artículo está reservado a suscriptores.

Si usted es suscriptor, introduzca sus datos a continuación para continuar con la lectura.


¿Todavía no es suscriptor?

Elija su fórmula de suscripción y cree su cuenta.

NECESITAMOS TU APOYO

La prensa libre e independiente está amenazada, es importante para la sociedad garantizar su permanencia y la difusión de sus ideas.

Artículo anterior

La prensa diaria se muere

Artículo siguiente

No podemos crecer indefinidamente