Desde hace unos años, las constataciones sobre el aumento de la desigualdad se suceden, hasta el punto de alarmar a los más liberales de nuestros expertos internacionales. Incluso el Banco Mundial se preocupa por el crecimiento de los ingresos del 1% de los más ricos. Dicha acusación contra los “plutócratas globales”, como los denomina el economista serboestadounidense Branko Milanovic, viene acompañada de un discurso alarmista sobre el futuro de las clases medias. En cambio, la suerte de las clases populares conmueve mucho menos, pese a que han pagado un precio más elevado en la creciente internacionalización del capital y en la competencia entre asalariados.
¿Qué rasgos acercan o diferencian a las clases populares francesas de las de otros países europeos? Una investigación estadística actual permite esclarecer esta cuestión. La primera particularidad tiene que ver con el importante peso del sector terciario en Francia y, más concretamente, del ámbito de la (...)