Vivimos una crisis de gran envergadura. Las finanzas de todo el mundo han saltado por los aires, han quebrado bancos que hasta hace poco se enorgullecían de su fortaleza y de sus beneficios y detrás de ello ha venido un repentino incremento del paro y del cierre de empresas de todo tipo.
La crisis llamada de las hipotecas basura no ha sido un incidente aislado sino que ha tenido raíces estructurales profundas. Lo que de verdad ha ocurrido es que las políticas neoliberales han impuesto un régimen de salarios reducidos y de trabajo precario para permitir recuperar las rentas del capital, lo que revela que la sociedad se ha olvidado de que el fin de la economía es el de encontrar un sistema válido para producir, distribuir y consumir, que logre asegurar un nivel de vida digno a todos los ciudadanos.
“¡La operación ha sido un éxito: hemos conseguido que parezca crisis (...)