Cualquiera puede decir y escribir cualquier cosa. En particular, sobre Estados Unidos. En menos de seis meses, este país acaba de pasar del estatuto de Fénix resurgido (reactivación económica, independencia energética, dominación de las multinacionales de la informática, resurrección de la industria automovilística) al de imperio en decadencia, debilitado por el comportamiento veleidoso de su presidente.
Actualmente, disertar sobre el tema de la “impotencia estadounidense” se ha vuelto una pequeña industria. En efecto, en el caso de Siria, el presidente Barack Obama habría dañado la confianza de su país al no lanzar, tal como lo esperaban apasionadamente París y algunos geniales estrategas (véase el artículo de Olivier Zajec en este número), una nueva operación militar contra un Estado árabe. El término elegido por todos los loros es el de “credibilidad”.
Veamos entonces... La guerra de Vietnam fue decidida por John Kennedy y Lyndon Johnson con el pretexto de impedir la caída de (...)