Europa apoyó ardientemente la creación del Fondo Mundial en 2002 y desde esa fecha sigue siendo su principal financiador con una contribución total del 51% de la totalidad de sus recursos. Francia es el primer donante europeo y el segundo en el plano internacional después de Estados Unidos. Alemania y el Reino Unido se sitúan respectivamente en el segundo y en el tercer puesto de los donantes europeos.
El compromiso de Europa en el Fondo Mundial se ha regido desde el principio por una visión y por una convicción. La visión de que sólo una respuesta masiva, coordinada y asociativa puede modificar la evolución de las tres enfermedades más mortíferas del mundo en vías de desarrollo, como son el sida, la tuberculosis y la malaria. La convicción de que un combate eficaz contra las enfermedades pasa por una nueva gobernanza internacional en materia de sanidad que se base sólidamente en valores (...)