Tal era el título de una película de Giuseppe de Santis (el realizador de la célebre “Arroz amargo”) protagonizada por Pedro Armendáriz, Silvana Mangano e Yves Montand.
Una región de alta montaña, aislada por inviernos extremadamente duros, enmarca la tragedia de un hombre cuya mujer se siente irrefrenablemente atraída por un forastero que provoca la desconfianza de los montañeses, pero que acaba legitimándose ante ellos al ayudarlos en su lucha cíclica contra manadas de lobos que diezman el ganado, amenazan a los hombres y determinan la vida cotidiana y hasta los trazos psicológicos de los habitantes, presas de un sentimiento de fragilidad y de una permanente inquietud rayana en el terror. Los hombres se enfrentan entre ellos en razón de sus intereses legítimos, su codicia o sus pasiones, pero tienen en común esa necesidad de medirse con la naturaleza que parece siempre dispuesta a vengarse por el hecho de que, con (...)