Julio de 2007. El ejército paquistaní toma por asalto la Mezquita Roja de Islamabad, refugio de islamistas integristas. Unos meses después, se forma en las zonas tribales un Movimiento de los Talibanes de Pakistán, Tehrit-e Taliban Pakistan. La política ambigua del entonces presidente, el general Pervez Musharraf, blanco de atentados desde 2003, puso en contra del gobierno a una parte de las milicias islamistas utilizadas por los servicios especiales del ejército. Algunas se limitan a su denuncia oficial de la yihad, ya que los grupos prohibidos pueden reconstituirse bajo otros nombres. Otras se rebelan contra un aparato estatal que dialoga con la India desde 2004 y que se sumó a la “guerra contra el terror” liderada por Estados Unidos en Afganistán desde 2001. El régimen entregó a los estadounidenses a varios altos responsables de Al Qaeda, pero no a sus jefes.
Pakistán paga cada vez más cara su estrategia de manipular (...)