El pasado 17 de diciembre, durante el Consejo Europeo, el presidente Herman Van Rompuy declaró que la Unión Europea (UE) haría “todo lo necesario para asegurar la estabilidad de la zona euro”. Pero todos aquellos que siguen las cuestiones europeas (en particular los especuladores) no son tan ingenuos. Saben perfectamente lo que puede –y lo que no puede– hacer la UE. Más allá de sus aspectos monetarios y presupuestarios, la crisis del euro cuestiona en efecto la capacidad de la UE de controlar una herramienta que ella misma ha creado –la moneda única– pero que, como el genio escapado de la lámpara, posee ahora su propia dinámica. Una dinámica autodestructiva.
La evasión de la lámpara se produjo en un doble contexto: técnico e ideológico. El error técnico consistió en imponer una política monetaria única a países cuyos ciclos económicos, estructuras productivas, niveles de competitividad y perspectivas demográficas eran completamente diferentes.
El ideológico (...)