The system is rigged: el sistema está manipulado. Ya se sabía que, en Estados Unidos, el candidato que obtiene más votos a escala nacional no siempre se convierte en presidente; que la carrera hacia la Casa Blanca ignora a tres cuartas partes de los estados en los que el resultado de la votación parece asegurado; que cerca de seis millones de ciudadanos que fueron condenados por la Justicia perdieron su derecho a voto; que el 11% de los electores potenciales no dispone de los documentos de identidad que se exigen para poder depositar una papeleta en la urna; que el modo de elección concede a los dos partidos dominantes una ventaja exorbitante. Tampoco se ignoraba que el dinero, los medios de comunicación, los lobbies, el reparto de las circunscripciones electorales desfiguran la representación democrática del país.
Sin embargo, esta vez, se trata también de otra cosa. De una sensación que sobrepasa (...)