Los grandes traumatismos no se curan con electroshocks. Primero hay que crear alrededor de los pacientes un clima psicológico de confianza y de tranquilidad. Por eso no se podía esperar que los participantes del primer Consejo Europeo organizado después del mazazo del brexit tomaran decisiones radicales. Además, dicha cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea (UE), reunida en Bratislava el pasado 16 de septiembre, no tenía ningún estatus formal y sesionaba con veintisiete –y no con veintiocho– dada la ausencia de la nueva inquilina del 10 de Downing Street, Theresa May. Y eso a pesar de que el Reino Unido oficialmente sigue siendo miembro de la UE.
Las heridas causadas por el triunfo del leave en el referéndum británico del pasado 23 de junio no estaban, en absoluto, cicatrizadas y venían a sumarse a los otros tres temas de mayor preocupación para los dirigentes europeos: la (...)