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Con el asunto Snowden, Estados Unidos intensifica su política en materia de seguridad

De cuando el pueblo estadounidense se negaba a espiar a Al Capone...

Nadie se ha sorprendido al saber que Washington disponía de un potente sistema de espionaje, pero las revelaciones del informático Edward Snowden han puesto de manifiesto su magnitud y han originado un escándalo mundial. En Estados Unidos, la noticia se acogió con una cierta apatía. Ya ha pasado a la historia la época en la que los asuntos de las escuchas telefónicas desencadenaban la ira de la población, de los medios de comunicación… y de las empresas de telecomunicaciones.

por David Price, agosto de 2013

Las revelaciones de Edward Snowden sobre la magnitud del programa de control electrónico de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) plantean la cuestión de la intrusión de las agencias estadounidenses de información en la vida de los ciudadanos. Pero más allá del registro de metadatos a partir de las líneas telefónicas y de la navegación en Internet, este asunto desnuda otra realidad igual de inquietante: la mayoría de los estadounidenses aprueba el control de las comunicaciones electrónicas privadas. Según un sondeo del Washington Post realizado algunos días después de las declaraciones de Snowden, el 56% de la población considera que el programa de vigilancia PRISM es “aceptable”, y el 45% que el Estado debe “poder controlar el correo de cualquier persona para luchar contra el terrorismo”. Resultados poco sorprendentes: desde hace más de diez años, medios de comunicación, especialistas y dirigentes políticos no dejan de presentar la vigilancia como un (...)

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