Desde 2003, dos millones de personas ha huido de Darfur (noroeste de Sudán), y 250.000 desde agosto de 2006. El vecino Chad se ve desestabilizado por la afluencia de refugiados. En cuatro años, el conflicto ha provocado 400.000 muertes. Los equipos humanitarios de las Naciones Unidas y de las organizaciones no gubernamentales (ONG) han tenido que cambiar 31 veces el lugar de implantación de sus campamentos para protegerse de la violencia. Lo cual no impidió que el 19 de enero varios de sus agentes fueran detenidos por la policía sudanesa y golpeados a culatazos en Nyala. En el curso de las masacres, fueron asesinados doce trabajadores humanitarios y otros cinco desaparecieron.
Jartum justifica los frecuentes bombardeos aéreos asimilando las víctimas a los rebeldes que se negaron a firmar la “paz” de Abuya, el 5 de mayo pasado. En realidad, el Gobierno sudanés trata sobre todo de impedir que los combatientes realicen (...)