Monográfico editado por Antonio Campillo, Pedro Medina y Andrea Borsari. Elías Canetti, hábil cincelador de aforismos, comprendió que la frase en verdad sorprendente era aquélla en la que el autor no renunciaba a mostrar su propio asombro; así, podría deducirse que el ejercicio del pensamiento –el cual, a pesar de los platónicos, sólo tiene sentido como escritura– implica una cierta obstinación en el arte del asombro. En el caso de Canetti, esta circunstancia impregna vida y obra hasta extremos insólitos: un compendio de exilios y lenguas, eterno extranjero, auténtico y reticente caballero inglés, sefardí nacido en tierras búlgaras de raigambre otomana, intelectual de café vienés, doctor en química que nunca ejerció, estudioso de la tradición oral de los pigmeos, escritor en lengua alemana y, sobre todo, un poeta –en su recto sentido de creador– que nunca quiso caer en el descrédito de los adjetivos.
Pero tal vez cuanto se ha dicho (...)