Curioso giro de la historia. En 1948, lo que inquietaba a Washington era la perspectiva de una declaración de independencia israelí: ¿no suscitaría una reacción antioccidental en los países árabes, comprometiendo los intereses estadounidenses?
En aquel momento, aunque la secretaría de Estado, la secretaría de Defensa y la Central Intelligence Agency (CIA) se mostraban preocupados, no ocurría lo mismo con Clark Clifford, el asesor jurídico de Harry Truman. Como todo el entorno inmediato del presidente demócrata, Clifford apoyaba la iniciativa. Insistiendo en que, después de todo, el Estado en cuestión ya existía y que valía más reconocerlo antes de que lo hiciera la Unión Soviética, Clifford consiguió convencer a la Casa Blanca de no barrer la propuesta israelí. En pocos meses, la Administración estadounidense cambiaba de opinión súbitamente, considerando que le sería más conveniente un apoyo a Tel Aviv.
Invierno de 1947-1948. La Administración estadounidense pretendía retirar todo su apoyo a la (...)