Si hay algo innegable en la apreciación de la obra del extraordinario poeta peruano es su universalidad. César Vallejo es un poeta universal que rápidamente se va despojando de pátinas e influencias para construir una estética propia que alcanza en él su cumbre y resuena en las voces de la mayor parte de los poetas de habla hispana del siglo XX. La universalidad de Vallejo es, paradójicamente, personal en la medida en que su obra sustenta un universo autosuficiente e irreductible a otros términos que no sean los propios.
En Los heraldos negros, su primer libro, publicado en 1918, a sus veintiséis años, se deja ver un rasgo del que no escapó ningún poeta de su generación: el posmodernismo que alterna rima con verso libre, endecasílabos y alejandrinos; pero aún así, es un libro que exhala un aliento inequívocamente vallejiano y en el que enlazan de modo circular el primer y (...)