- Cartel checo de la película “Joe Hill”
Antes de que fuera posible ver en casa la mayor parte de películas que han adquirido el estatus de clásicos, los historiadores del cine, generación tras generación, impusieron más o menos las mismas películas y los mismos cineastas en su panteón.
Ahora, segmentos enteros de la producción cinematográfica son visibles, y algunos directores desconocidos u olvidados pueden resurgir. Así, la reedición y distribución, en Francia, por parte de Malavida de doce de las quince películas del sueco Bo Widerberg permiten devolverlo al lugar que le corresponde. Ya que su cine, que a menudo denunciaba injusticias sociales, no es el preferido del gusto oficial, al cual solo le agradan los hipersensibles si terminan sumándose a los gustos estéticos dominantes –algo que ejemplifica el itinerario de Maurice Pialat, que parte de La infancia (...)