Se esperaba más bien en las explotaciones a cielo abierto de Mongolia interior o en las profundas minas del bush australiano. Pero fue en pleno corazón de las neblinas del Mar de China Oriental donde emergió una vez más a la actualidad la problemática de las “tierras raras”, esos metales de alto valor añadido tecnológico. El 7 de septiembre de 2010, un barco pesquero chino, aventurando sus redes en las aguas territoriales japonesas, fue rodeado por los guardacostas. Intentó huir, y al hacerlo colisionó con una nave militar nipona. La tripulación fue arrestada. El incidente se desarrolló no lejos del archipiélago de las Senkaku (Diaoyutai para los chinos). Dispersadas a 170 km al noreste de Taiwan, estas ocho islas casi desiertas pertenecen a Tokio, pero desde los años 1970 Pekín reivindica su soberanía sobre ellas. Reivindicaciones antes emitidas recto tono, que hoy día se afirman con mayor dureza, reflejando la (...)
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Haciendo lo que el capitalismo ya no sabe hacer
Así ganó China la batalla de los metales estratégicos
Metales indispensables para la fabricación de aparatos de alta tecnología –los “elementos raros”–, una producción mundial dominada por China, una restricción de las exportaciones: el “gran juego” geopolítico comienza. Para asentar su control sobre estos minerales estratégicos, China ha puesto en práctica lo que el capitalismo occidental rechaza: una política industrial a largo plazo.
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