En la comunidad autónoma de la Región de Murcia se expresa, con creciente agudeza, una crisis global de raíz ambiental (político-ambiental, más bien), que pone en evidencia el deleznable trato que los diversos gobiernos autonómicos han venido deparando hacia sus recursos y espacios naturales. La reciente “eclosión eutrófica” de la espléndida laguna costera del Mar Menor, que la ha llevado a la agonía ecológica, es el resultado de ese proceso en el que los poderes públicos, siempre allanados ante el empuje y el abuso de las fuerzas económicas, no han tenido más crítica o desafío que la agitación ecologista, que en este territorio nació con una de las primeras luchas antinucleares: la que rechazó el proyecto nuclear de Cabo Cope a principios de 1974.
Habiendo cedido la crítica urbano-turística, que tuvo uno de sus principales escenarios, precisamente, en el entorno de ese Mar Menor (la isla-barrera, de naturaleza arenosa, llamada La (...)