Podrá parecernos más o menos acertada la idea liberal según la cual la libertad de prensa y el derecho a la información coincidirían en la pluralidad de medios privados, pero lo menos que se puede decir es que se trata de una idea anticuada. Periódicos, radios y televisiones podían defender, en otro tiempo, intereses políticos e ideológicos diferentes porque en cualquier caso sus propietarios seguían siendo, mientras miraban de reojo el balance contable, propietarios de periódicos, radios y televisiones. Para un lector avisado, era muy importante averiguar quién hablaba, pero era también relativamente fácil. Uno de los descubrimientos del último libro de Pascual Serrano es el de que, si sigue siendo difícil informarse bien de lo que ocurre en el mundo, hoy es mucho más difícil informarse bien de lo que ocurre en los bastidores económicos de los medios de comunicación.
La lógica del capitalismo –concentración, promiscuidad, opacidad, expansión y beneficios– (...)