En Bahawalpur, una ciudad del desierto, bajo un sol abrasador, veinte campesinos describen los esfuerzos que hace el Gobierno para expulsarlos de las tierras que ocupan desde hace más de diez años. Esas tierras, propiedad del Estado, fueron cedidas recientemente a personal militar, que se impacienta por tomar posesión. El Gobierno no se interesa en absoluto por el futuro de esos agricultores expulsados. “Si no tienen lugar para nosotros aquí, que nos envíen a la India”, se queja una campesina.
En Pakistán existen veinte millones de campesinos sin tierra, pero no hay ninguna voluntad de repartir entre ellos los 37,6 millones de hectáreas pertenecientes a la colectividad. De los 4,68 millones de hectáreas que dependen del ejército, cerca de 2,8 millones han sido entregadas a personal militar. Esa costumbre de donar tierras públicas viene de la época colonial: los británicos inauguraron esa práctica para ganarse la fidelidad de una u otra (...)