En enero de 2007, la Comisión de Bruselas entregó a los veintisiete Estados miembro de la Unión Europea su gran proyecto energético. Este proyecto pretende aportar un marco global para las medidas que hasta ahora se han tomado de una en una, sin una visión de conjunto. El ejecutivo comunitario establece en su documento tres objetivos: crear un verdadero mercado interno europeo de energía, arrojar menos carbono a la atmósfera y reducir el consumo energético de los europeos.
La acogida de los Gobiernos y de los industriales no ha estado a la altura de la noble ambición de sus autores, los Comisarios de Energía, de Medio Ambiente y de la Competencia. Esta última, Neelie Kroes, es desde hace mucho tiempo una feroz adversaria de los grupos eléctricos y gasíferos “integrados”, que controlan toda la cadena, desde la producción a la distribución, pasando por el transporte. Concretamente, el debate se centra en (...)